Por el covid-19 y mientras arranca el proyecto de vivienda para un grupo de damnificados de la erupción del volcán de Fuego, el 3 de junio del 2018, algunos beneficiarios con el apoyo de los donantes, siembran su tierra para cosechar legumbres y verduras, en un terreno de Parramos, Chimaltenango.
Un día después de la tragedia del coloso, Sor Francelly Pérez, llegó con sus hermanas de su comunidad, Hijas de la Caridad, de la Casa Central y de la rectoría provincial, así como de Antigua Guatemala, para asistir a las víctimas de la violenta erupción. Desde ese día, los alimentos cocinados y las dotaciones de víveres no han faltado.
Sor Francelly Pérez, recordó que este proyecto de construcción de viviendas comenzó después de la tragedia del volcán hace dos años. Ha sido un proceso bastante difícil, pero “gracias a Dios estamos a punto de iniciar con la construcción de 34 viviendas y que además se trata de formación y acompañamiento a los damnificados”, puntualiza.
“Mientras comenzamos con la construcción aprovechamos la tierra para sembrar legumbres y verduras para nuestra gente que está pasando penas por el coronavirus”
Sor Francelly Pérez, Hija de la Caridad
Además, existen otras familias que han sido beneficiadas con becas escolares para garantizar la educación de los menores. También llevan a cabo visitas y reuniones para el acompañamiento integral de los beneficiarios, comenta.
El grupo de donantes se llama Solidaridad por Guate y está integrado por voluntarios de Antigua Guatemala, Parroquia San Francisco de Asís de la zona 6 de Mixco, la Conferencia de Religioso de Guatemala (Confregua), así como por la familia vicentina y una organización de los Estados Unidos. El proyecto comenzara en los próximos días y podría concluir a finales de este año.
“Nuestro carisma es el servicio a los pobres bajo la inspiración de San Vicente de Paúl y Santa Luisa de Marillac y eso es lo que nos impulsa a mantenernos firmes en este trabajo” Francelly Pérez, Hija de la Caridad.
Narran experiencias
Un beneficiario, Carlos José Hernández, encargado del huerto comentó que desde hace un mes comenzaron a sembrar quiletes, rábanos y güisquiles y ya tienen la primera cosecha que se distribuirá entre los compañeros del grupo.
Recuerda que antes de la tragedia vivía en San Miguel Los Lotes, con su esposa e hijos, así como con su padres y hermanos pero a causa de la erupción perdió a muchos familiares.
“A mí me afectó mucho esa tragedia pero gracias a Dios lo he ido superando con la ayuda de la gente buena que se ha acercado para ayudar”, expresa.
Carlos José Hernández, Beneficiario
Otra beneficiaria, María Orizabal, asegura que la tragedia del volcán los afectó mucho porque tuvieron que trasladarse a Parramos, donde una entidad les donó una casa pero que aún hace falta la instalación del agua entubada y drenajes.
Lamenta que su esposo no ha logrado conseguir un trabajo formal, pues debe salir a realizar faenas para llevar el sustento diario.
