El maestro antigüeño de la cerámica en barro, Cruz Enrique España Menchú, originario de San Felipe de Jesús, hace un recuento de su carrera artística de más de 60 años, hoy golpeada por la pandemia de COVID-19.
Quique España, como es conocido por sus amigos, es el mayor de 10 hermanos originarios de esa aldea antigüeña y aprendió el oficio de moldear el barro en el taller de su papá, mientras su madre hacía figuras en miniatura y su padre manejaba el torno de madera con el pie derecho.
Este año cumplirá 70 años de edad y 64 de estar vinculado al arte del barro con el que mantuvo a su familia, integrada por 6 hijos.
Aseguró que su oficio es una herencia familiar, sobre todo, paterna, aunque sus tíos maternos trabajaban también la cerámica. Su tío Rigoberto Menchú elaboraba payasos que vendía en el mercado de artesanías de la localidad, mientras que el tío Pedro, conejitos con zanahoria que “eran muy singulares”, recuerda.
Arte
Quique España trabajó para poner en valor el arte del barro, pues la inversión era muy costosa y la ganancia mínima. Eso lo condujo a reinventar la cerámica para que el comprador viera cada pieza como una obra de arte y no un objeto cualquiera.
Alcanzada esa categoría, llevó a cabo su primera exposición en 1982 en el Centro de Estudios Folklóricos de la Universidad de San Carlos y salió del anonimato, al ser reconocido como un maestro, aseveró.
“Las invitaciones a exponer mis obras llegaron solas de los diferentes círculos culturales de Guatemala”, relata emocionado.
Hasta ahora lleva unas 40 exposiciones en la capital guatemalteca y los viajes para exponer su arte le llevaron a Colombia, Estados Unidos, Alemania, España, Italia y Taiwán. Su prestigio le ha llevado a ser nombrado embajador de la cultura fuera de Guatemala.
Durante esos eventos vestía el traje tradicional de Todos Santos, que es “muy precioso y multicolor”. Además, ocupaba espacios en revistas, periódicos y canales de televisión de los países visitados. Era gratificante, admite.
En 1984 expuso en Alabama, Estados Unidos, y en 1990 en Berlín, Alemania. A partir de entonces fue invitado por el Instituto Guatemalteco de Turismo (Inguat) a exponer su obra dentro y fuera del país.
De las aves a los humanos
El maestro de la cerámica comenzó con la elaboración de aves. Luego, con la figura humana, que acuñó la tradición oral guatemalteca que el escritor Celso Lara impulsó a través de sus narraciones. Así, comenzó la primera serie de Historias y Leyendas de Cruz Enrique España, con figuras como el cadejo, el sombrerón, la llorona y la siguanaba.
Luego, en 1990, plasmó la vida y obra del Santo Hermano Pedro que se encuentra en la sede de las Obras Sociales de Antigua Guatemala. Estaba ahora totalmente inmerso en el moldeado de la figura humana, que le llevó a crear personajes antigüeños en una serie que llamó “La gente de mi ciudad”.
La primera serie la presentó en el salón Luis Cardoza y Aragón de la Casa de la Cultura de la ciudad colonial.
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En la actualidad lleva 4 series de esta categoría, que se ha convertido en homenajes en vida a los modelos que han posado para sus manos.
En noviembre próximo presentará la quinta serie de “La gente de mi ciudad”. Pese a la falta de recursos económicos, a causa de la emergencia sanitaria por la COVID-19, buscará patrocinios para llevarla a cabo. Además, elaborará un catálogo, porque cada escultura es acompañada de una historia.
El gremio pide auxilio
Quique España aseguró que la situación económica de su gremio es “muy difícil” porque el turismo está paralizado. Espera la ayuda del Gobierno de Alejandro Giammattei para quienes viven de la economía informal.