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Madre Encarnación Rosal arriba al bicentenario de su nacimiento

La beata guatemalteca, Madre María Encarnación Rosal, arriba al bicentenario de su nacimiento este 26 de octubre. Su cuerpo incorrupto se exhibe en Pasto, Colombia. Las monjas Bethlemitas esperan la aprobación de un milagro para su inminente canonización.

Nació en Quetzaltenango el 26 de octubre de 1820. El 1 de enero de 1838 ingresó al Beaterio de Belén en la ciudad de Guatemala con el fin de consagrar su vida al servicio de Dios.

Promovió la reforma de la Orden Bethlemita y emigró a Costa Rica y Colombia, debido a la Revolución Liberal que expulsó a las órdenes religiosas del país.

La docente y pastoralista, Victoria Roxana, de la comunidad de Betlemitas de Antigua Guatemala, comentó que el bicentenario del nacimiento de la “monja durmiente”, como se le llama, es un acontecimiento único y solemne, pues su vida es un ejemplo de santidad para la feligresía católica.

La celebración del bicentenario comenzó hace cinco años con diversas actividades en los países donde están presentes. La finalidad es dar a conocer sus virtudes teologales, agregó.

Incorrupto

Su cuerpo incorrupto se guarda en Pasto, Colombia, donde esperan la aprobación de un milagro para su inminente canonización. Este proceso lo lleva a cabo la Congregación para la Causa de los Santos de la Curia Romana.

“La Monja Durmiente” se exhibe en Pasto, Colombia.

 “Para lograr su canonización debemos dar a conocer su vida y recoger los favores recibidos por su intercesión y tenerla como modelo de santidad”

hermana victoria roxana, bethlemita

Carisma

La hermana Victoria, explicó que el carisma Bethlemita se inspiró en la Encarnación del Verbo. Es decir, el nacimiento de Jesús en Belén y su pasión y muerte en la Cruz. De este misterio bebieron sus fundadores, el Santo Hermano Pedro y la Beata Encarnación Rosal.

Hermana Victoria Roxana, habla sobre el bicentenario de Madre Encarnación Rosal.

Historia

Luego de la muerte del Hermano Pedro en 1658, nació la Orden Bethlemita de hombres y mujeres. Las Beatas de Belén se trasladaron a la Nueva Guatemala de la Asunción después de los terremotos de Santa Marta en 1773.

En el Beaterio de Belén ingresó el 1 de enero de 1830, Madre Encarnación Rosal. En ese lugar emprendió una reforma religiosa, luego de recibir una confidencia del Señor: “No celebran los dolores de mi corazón”.

A decir de la hermana Victoria, con ese hecho nació la espiritualidad de consolar, reparar y propagar los dolores internos del Corazón de Jesús.

Ese acontecimiento la condujo a escribir la constitución de la Orden y emprender una reforma religiosa en el convento de Quetzaltenango en 1862.

Regreso

En 1947 las hermanas Bethlemitas regresaron a Guatemala y rescataron la casa cuna que es la Posada Belén en Antigua Guatemala. De ahí se extendieron a Quetzaltenango, Quiché y San Andrés Semetabaj, Sololá.

En Antigua Guatemala cuentan con tres obras, la casa de retiros en la Posada Belén, el Instituto Indígena Nuestra Señora del Socorro y el Colegio Belén. En la actualidad diez hermanas están destinadas a estas obras.

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